martes, 29 de septiembre de 2015

Alemania, Grecia y las deudas


Durante todo el verano hemos oído noticias acerca de las deudas que Grecia tiene con Europa por su rescate durante la crisis. Pero ¿Cuál es el país más endeudado con Europa? ¿Y que además se niega, de forma sistemática, a pagar esas deudas?... Alemania.

Sí, sí. El país que actualmente lidera la UE y que impone sus exigencias a los demás, sin diálogo, Alemania es en realidad quien más dinero debe a Europa. No se trata de “rescates” por mala gestión económica, sino las indemnizaciones por haber invadido, destruido, saqueado y asesinado en dos guerras mundiales.

¿Cómo ha conseguido Alemania NO pagar esas indemnizaciones?

I Guerra Mundial. En el Tratado de Versailles (1919) Alemania fue condenada a pagar 226.000 millones de marcos de oro, una cifra imposible pensada para “ahogar” su economía y su industria armamentística y evitar más problemas en el futuro.

Entre 1924 y 1929, Alemania sobrevivió gracias a los préstamos de EEUU (más de un Billón de dólares). Un alto porcentaje de esos préstamos los dedicó a empezar a pagar las indemnizaciones.

Pero en 1929 estalla el Crack del 29, la gran crisis bursátil. La economía de EEUU se colapsó, arrastrando a sus aliados europeos. Alemania aprovechó la situación para “renegociar” su deuda (“Plan Young”) y dejarla en la mitad (112.000 millones de marcos). Aún así, en 1932 volvieron a renegociarlo, consiguiendo reducir su deuda casi por completo. Según la “Moratoria Hoover” y las “Negociaciones de Lausanne”, Alemania sólo tendría que pagar un 2% de las indemnizaciones impuestas en el Tratado de Versailles.

Es decir, que la deuda de 226.000 millones de marcos quedó reducida a apenas 4.520 millones. Por si esto fuera poco, en 1939 Hitler decide, unilateralmente, suspender los pagos de esa (ahora) mínima deuda.

II Guerra Mundial. La historia se repite: Alemania es condenada a pagar elevadísimas sumas de dinero como indemnizaciones de guerra pero, en el “Tratado de Londres” (1953) EEUU, que necesitaba una Europa fuerte y unida frente a la Unión Soviética, convence a los países europeos (incluida Grecia) para que “perdonen” temporalmente la deuda alemana, a pesar de que necesitaban dichos pagos para poder reconstruirse a sí mismos.

Y lo que es peor: Alemania se libró de sus deudas pero exigió a Grecia que pagase las indemnizaciones de la Guerra de los Balcanes de 1881. ¡Increíble! Lo consiguió en 1964 siendo gobernantes Georgios Papandreou y Kostas Mitsotakis, quienes incluso aceptaron añadir los cuantiosos intereses generados por el “retraso” en el pago.

En 1990 las dos Alemanias se unificaron, lo cual implicaba revisar los términos del Tratado de Londres y retomar el pago de las indemnizaciones. Pero el presidente alemán, Helmut Kohl, se negó. Y así llegamos hasta hoy…

Es decir, que el llamado “milagro alemán” no existió. La recuperación de la economía alemana se debe al IMPAGO reiterado de sus deudas por indemnizaciones de guerra y a la ventaja competitiva que supuso utilizar mano de obra esclava (los presos de los campos de concentración durante la etapa nazi) en grandes empresas como Krupp, Thyssen, Volkswagen, Bayer, Agfa, Siemens, etc.

Por lo tanto, en un mundo justo, ¿quién tendría que pagar a quién?



Muchas gracias a Friedel Hütz-Adams 
por su detallado análisis acerca del Tratado de Londres (1953)

Muchas gracias a Pedro Olalla por proporcionar las bases de este artículo

Imagen de portada
 Caricatura de 1929 que representa a Alemania como un paciente aquejado de diversos males y atendida por un perverso doctor judío. Cada vendaje hace alusión a un tratado internacional y la sangre que vierte en el cubo se refiere a reparaciones de guerra. La traducción del texto sería: "Puedo administrarle otra inyección. En el estado en que se encuentra no sentirá nada".


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Soy el padre de uno de sus alumnos. Permítame que le diga que considero poco apropiado este texto que les ofrece por varios motivos:
- Está en castellano, no en inglés.
- Debería estar ideológicamente más equilibrado. Podría citar también argumentos a favor del pago de la deuda. Por poner sólo un ejemplo: http://www.libremercado.com/2015-02-05/cinco-grandes-mitos-sobre-la-deuda-publica-de-grecia-1276539873/

Atentamente

Adriana Carriles dijo...

Buenas tardes,

Este artículo en concreto está en castellano porque no está dirigido sólo a mis actuales alumnos British, lo que se busca en este caso es que sea accesible a todas aquellas personas que visitan mi blog (pues me consta que tengo lectores desde otros puntos de España) y que no hablan inglés con fluidez suficiente. De hecho, por las fechas, se habrá dado cuenta de que está publicado "fuera de temario" porque las Guerras Mundiales se explican hacia marzo/abril; es decir, no es un artículo que vaya a formar parte de la materia a estudiar ni que pretenda condicionar a los alumnos en la superación de la materia.

En cuanto a la deuda en sí, no se trata de que Grecia no pague: una deuda es una deuda y debe ser saldada, sea griega o alemana o de cualquier otro país. Ese es el asunto que, parece ser, la gente/los políticos han olvidado respecto a este tema. Tenemos poca memoria histórica y por eso quería recordarlo remitiéndome a los documentos originales.

En cualquier caso, le agradezco su aportación y su comentario. Por cierto, también sería de agradecer que en futuras ocasiones se identificara.

Gracias y un saludo

Anónimo dijo...

He de confesar que, cuando tenía la edad de sus alumnos de british, "sufrí" por parte de algunos profesores una educación ideológicamente poco neutral, por usar unos términos suaves, educación de la que fui consciente años más tarde. Debo decir también que no creo que fuese intencionada por parte de ellos. Este asunto me ha provocado, ahora que soy padre, una extrema sensibilidad con el tema del sesgo ideológico en la enseñanza.

No sabía que su bitácora era algo más que un instrumento educativo para sus actuales alumnos de british. Discúlpeme en este aspecto pero creo que mezclar, en un mismo espacio docente, material escolar y textos donde exprese su respetable opinión sobre cualquier tema es poco prudente. Los alumnos tienen tendencia a idolatrar a sus profesores y a veces consideran sus opiniones casi como la palabra divina. Todavía es muy difícil para ellos valorar críticamente sus pareceres. Por otra parte, si ya es muy arduo controlar los sesgos en un texto docente, no imaginemos las dificultades en uno no pensado para la enseñanza. Por prudencia, pues, creo que se deberían separar los espacios docentes y de opinión personal.

Estaré encantado de conocerla en persona algún día, presentarme y, si se ha sentido ofendida por cualquiera de mis expresiones, disculparme pues no fue esa mi intención.

Adriana Carriles dijo...

Buenas tardes,

Gracias por su aportación (he leído con interés el enlace que proporciona). Espero que siga visitándonos y participando con sus comentarios, que ayudan a enriquecer este blog, que es de todos y para todos.

Un saludo